La Nada parece presidir nuestra historia reciente: nuestra edad, nuestra contemporaneidad, nuestro Ser y nuestro Vivir como Nación.
Esa Nada es como un vacío que no hemos querido, ni hemos sabido llenar; porque nos dimos a vivir resistiendo a una como Ley Espiritual.
Porque existe una Ley Natural que gobierna el universo material; “La Naturaleza le tiene horror al vacío”. Y pienso que esta ley (que es naturaleza física) tiene validez, también, en el infinito reino del Espíritu.
Entonces, el vacío (esencial) de valores que se da en nuestro tiempo y en nuestra circunstancia, se llena (se puebla) de contravalores, de antivalores: en lugar de Verdad, mentira; en lugar de Justicia, injusticia; en lugar de Dignidad del Ser, indignidades… Y el mal ejemplo casi siempre viene de “las Dirigencias”.
Y es a causa de esta verdad por la que debemos luchar, cada día, por reencontrar esos Valores; resucitar (y re-suscitar) los Valores superiores del Espíritu en el Hombre…
Es necesario poblar el vacío espiritual que preside nuestros actos, y nuestros pensamientos.
(Ha de ser un Ir desde la Nada al Ser).
Hoy vivimos de una manera tal que nuestros mínimos o nuestros “grandes” actos los preside la falsedad, el odio, la mentira, el fraude, la doblez, la máscara (y hasta la doble máscara), las inautenticidades, las irrealidades, las represiones, los delirios: acaso es un temor visceral a la Verdad; o tal vez un vicio nefando que induce, a legiones, a rendir tributo a la mentira; un vacío de verdad… Hasta el vacío parece “llenarse” de vacío en nuestra edad…
Busquemos afanosamente, cada día (ánimo y ánima), la interioridad del pensar, la interioridad del corazón, la interioridad del Espíritu: la esencia de un vivir superior espiritual, la realidad del Ser, la esencia de la Verdad…
Creo fue Heidegger el que nos dejó dicho: “La Esencia de la Verdad es la Verdad de la Esencia”.
Tenemos el derecho (y el deber), como Nación, como País, como Estado, como Pueblo, a entrar noblemente a la Historia Americana (que es Historia de la Cultura Occidental, que es Historia Universal).
Tenemos que hacer Verdad y Profecía nuestra capacidad y nuestra voluntad para hacer Historia, y para entrar a esa Historia, desde el Ser Nacional.
Caminemos hacia el Ser personal, para el encuentro del Ser Nacional.
Sólo desde la epístrofe moral accederemos, desde la Nada, al Ser. Y sólo construyendo, re-encontraremos el Ser Nacional.
Y para construir es necesario rescatar, unir, reunir (convocar), en medio de la Libertad, la Probidad, la Justicia, la Dignidad, la Verdad; desde la Comunión Fraterna.
Reunir lo que fue separado y dispersado malamente. Reconstruir lo que fue destruido, unir lo que fue separado.
Durante seis lustros, el Estado ha caminado lejos de la Patria; los Gobiernos, lejos de la Nación y de la Patria; los políticos (con muy raras y grandes excepciones), lejos del Estado, de la Nación y de la Patria… Y tantos ciudadanos lejos “del Camino, la Verdad y la Vida”. Negadores de edades y raíces; negadores, todos, de la Historia y del Ser.
Y porque no hemos querido pensar y repensarnos, acaso hemos dejado de avanzar, o hemos arribado, tal vez, a un quietismo (inmovilismo) espiritual; a un apagamiento moral… A una mudez entitativa… El imperativo es Pensar y Pensarnos; Ser y Hacer desde la Excelencia. (Porque, tal vez, estamos llegando tarde para (y a) muchas cosas) … Para que no surja la dura pregunta: ¿Hemos llegado tarde para el Espíritu?...
Febrero 1999